viernes, 23 de abril de 2021

 LA PRUEBA DE AMOR

En la vida conocemos y compartimos con distintos tipos de personas, de conductas y caracteres similares o totalmente distintos, con los cuales podríamos estar o no de acuerdo ante alguna situación en la que, por cualquier circunstancia, nos toque interactuar y sus resultados serán interpretados dependiendo de la óptica y/o perspectiva que los involucrados asuman.

Esto me lleva al título de este escrito, muchos dicen estar enamorados, porque sienten mariposas en el estómago o por cualquier otro motivo, que, cada uno crea sentir, no obstante, eso les impide ver más allá de la punta de su nariz, o simplemente deciden obviar la realidad.

Solo existe una prueba de amor real, el resto solo son decisiones tomadas, guiadas por simple deseo o por juicios errados. Enamorarse es fácil, lo difícil es mantenerse así, como ese romance que nació bonito, creció y se fortaleció con el pasar del tiempo, por ende, cuando va más allá, cuando actúas y tomas decisiones  en el momento menos indicado, sin pensar, sin hablar, sin escuchar, simplemente guiados por ese deseo al que llaman “enamoramiento”, esto irremediablemente genera consecuencias que tocan a quien estén involucrados directa e indirectamente en el supuesto idilio y lo lamentable es que para ellos, simplemente no se han equivocado y buscan  distintas maneras para justificar que lo malo está bien, no aceptan su error, de tal manera que puedan seguir adelante, sin el peso de la culpa sobre el hombro, el cual por más que lo pretendan ocultar siempre estará presente.

La verdadera prueba de amor, es clara, está escrita en la biblia,  “Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Génesis 2:24.

He allí la verdadera prueba, no hay otra, la llamamos “MATRIMONIO” en el abunda el amor, la tolerancia, la paciencia, la humildad, la alegría, la fe y felicidad plena. Obviamente también existirán en el los problemas, contratiempos y contradicciones, y es allí donde los que formamos esa pequeña comunidad debemos ir superándolas sin permitir que estas generen daños irreparables.

Amar es sacrificar, sin sacrificios no hay amor, es simple deseo, amar es dar sin esperar nada a cambio, es estar pendiente a los detalles que generen felicidad, cosas sencillas que no se ven importantes, fregar un plato, un abrazo, un beso inesperado, una comida, detalles que en nuestra cotidianidad dejamos pasar.

Todos somos pecadores, pero también hijos de Dios, está en nosotros decidir bajo que sombra nos queremos cobijar  “En efecto, si lo hiciera por mi propia voluntad, tendría recompensa; pero si lo hago por obligación, no hago más que cumplir la tarea que se me ha encomendado”. Corintios 9:17.

“Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.

Por sus frutos los conoceréis.

A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos?

Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos.

Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos.

El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego.

Es decir, que por sus frutos los conoceréis”.  Mt 7,15-20

 

Solo nuestras obras serán las que definirán hacia donde se inclinara la balanza el día del juicio final.

Dios los bendiga..