Queridos Lectores, Familiares y Amigos..
Siendo honesto, soy una persona con muy poco sentido de sociabilidad,
no me considero mala persona, me gusta ayudar en la medida de mis
posibilidades, mis oraciones están destinadas al prójimo y mi Familia, pero, aunque
soy muy buen escucha, no soy buen conversador, sin embargo con el pasar del
tiempo, bien sea por estudios o por trabajo, me ha tocado dirigir a
una gran cantidad variopinta de personas, por lo que, me a tocado esforzarme en
sobremanera para poder manejar y superar en forma positiva ciertas situaciones.
Puesto que pertenezco a ese pequeño y selecto grupo de personas, que
ama incondicionalmente a su Familia (Padres, Esposa, Hijos, Hermanos: de
sangre, de crianza y cuñados a quienes considero mis hermanos, Suegra, tías, Sobrinos.),
para el cual, siempre y sin importar las
circunstancias la familia esta primero, formación que, dependiendo del color del
cristal con que se mire es, una virtud para unos y un defecto para otros.
Siempre y en la medida de mis posibilidades he ayudado y tratado de
ayudar a gran cantidad de personas y al momento de hacerlo, nunca espero ni
pido nada a cambio, al respecto, muy pocas
se sienten agradecidas, otras no, no soy quien para juzgar, eso es cuestión de
cada personalidad y queda en la consciencia de cada quien, además, las Bendiciones recibidas en ambos casos, son las
mismas. “Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace
tu mano derecha” Mateo 6:3
Podemos orar por estas personas y por aquellas que, de alguna manera están atravesando situaciones difíciles, inclusive por nosotros mismos, pero es eso realmente
suficiente? En el primer caso, para
que la oración pueda convertirse en ayuda verdadera, debe hacerse con amor,
debe salir del corazón y lo más importante, debe ir acompañada de obras grandes
o pequeñas que podamos lograr con humildad, disposición y buena voluntad. El segundo caso, es un poco más complicado, puesto que cuando se
ora bajo la premisa de la individualidad se cae en un acto egoísta, ya que se
omite al colectivo y se enfoca la oración en un individuo, por esta razón es
que en ocasiones se generan sentimientos de abandono y la creencia de que Dios
no nos escucha. “Escucha lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni
desmayes, que Yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo dondequiera que vayas” Josué
1:9
De verdad, no importa cuántas Vírgenes y Santos se tengan en casa, vehículos,
etc, ni cuantas imágenes y oraciones se suban a las redes sociales, por cierto,
Dios y no tiene Facebook, Instagram ni Twitter, eso solo se queda allí (“Mas tú,
cuando ores, entra a tu aposento y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está
en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensara en público” Mateo
6:6)
En nuestras vidas, después de “Dios” esta la familia,
independientemente de ideologías político partidistas, creencias o religión, no
obstante, por distintas causas u otros motivos que de alguna manera crean que
existen, algunos, anteponen a terceros por encima de sus familias, en ocasiones
enemistándose con ellos y con los que en algún momento fueran sus mejores
amigos. Esto no causa rabia, ira o dolor, solo decepción, pues distorsiona la
calidad de las acciones que se intentan
ejecutar y tal vez sin mala intención caen o cometen errores en sus actos u
comentarios, sin tomarse un momento para pensar si con eso, pueden, directa o
indirectamente perjudicar a otros, incluyendo familiares.
Hoy día, doy Gracias a Dios, por los logros de aquellos que en algún momento tuve
el privilegio de compartir y como instrumento de Dios servirles de guía, y con
quienes aún mantengo comunicación, y mis oraciones están destinadas a ellos y por aquellos
por los que, a pesar de los consejos, desviaron su camino.
La vida, nos ha golpeado duro, hemos pasado por distintas situaciones difíciles,
en las que, la familia siempre estuvo presente y como instrumentos de Dios, fueron contadas las personas ajenas a la
familia que demostraron su afecto y disposición, hoy ellos, tienen mis respetos y les
retribuyo mi apoyo incondicional, hoy, mañana y siempre.
Historia de la Tortuga y
el Alacrán
Ambos necesitaban cruzar el rio, pero el alacrán sabía que si se
lanzaba al agua se ahogaría, entonces le dice a la tortuga: “crúzame en tu
caparazón”, ella le responde bondadosamente: “sí, pero por favor no me piques”,
el alacrán se subió sobre la tortuga y justo cuando iban a llegar el alacrán la
picó, ella le pregunta: “¿Por qué lo hiciste? ahora ambos nos vamos ahogar y
vamos a morir”, El le respondió: “es mi naturaleza picar”.
Así como esta historia, es la vida, el instinto del Alacrán es
atacar, sin importar las consecuencias, así funcionan algunas personas, estas aunque
las ayudes, aun sin querer, buscaran de alguna manera, como el Alacrán,
causarte daño, está en su ser, es su naturaleza,
fueron creciendo y mal formando su carácter y accionar, sin saber que
precisamente por eso, no logran encontrar la verdadera felicidad.
Dios los bendiga...
No hay comentarios:
Publicar un comentario